Es una costumbre habitual (incluso una norma) en la mayoría de países asiáticos y en algunas partes de Europa y América. En nuestro país se adoptó como precaución durante los primeros meses del confinamiento. ¿Vale la pena descalzarse para prevenir la transmisión de gérmenes?

Microbios y suciedad

Las suelas de los zapatos son portadoras de todo tipo de partículas nocivas, desde bacterias hasta productos químicos. No solo se trata de un tema de limpieza: es una cuestión de salud.

Durante el día nos desplazamos sin pensar en las superficies que entran en contacto con nuestros zapatos. Pisamos charcos, andamos sobre tierra, bajamos al metro y atravesamos zonas con todo tipo suciedad. Hasta el 90 % de las bacterias que se adhieren a los zapatos se transfieren al suelo al entrar en casa.

Hay que tener en cuenta que no todos estos gérmenes tienen potencial para enfermarnos, tanto por la cantidad como por su carga bacteriana (la mayoría son inofensivos). Además, el hecho de transportar una bacteria hasta una casa no se traduce en un riesgo inminente para sus habitantes. Depende de cada persona y del patógeno en cuestión.

Sin embargo, entre estas bacterias se pueden encontrar algunas que son responsables de enfermedades intestinales graves, como la Clostridium difficile,muy resistente a los antibióticos. Otras presencias comunes en nuestras suelas son Escherichia coli, Klebsiella pneumonia y Serratia Ficaria.

Hay estudios que señalan que las bacterias presentes en las suelas perduran durante más tiempo y se reproducen de forma más numerosa que sobre otras superficies, debido a la acumulación constante.

En cualquier caso, la mayor preocupación que hay que tener es si hay niños en edad de gatear, porque en ese caso estarán en contacto directo con los gérmenes.

Pero no todo son malas noticias: algunas bacterias pueden resultar beneficiosas, ya que también contribuyen a fortalecer nuestra inmunidad.

La salud de tus pies

Hay otras buenas razones para descalzarse al entrar en casa que nada tienen que ver con patógenos. Por ejemplo, es bueno desprenderse de la presión que los zapatos ejercen sobre los pies, así como de la humedad.

De este modo, al cambiar a un calzado más cómodo, se estimulan los músculos que han estado agarrotados durante todo el día. Al mismo tiempo este gesto mejora la circulación sanguínea y ayuda a liberar el estrés acumulado.

La opción más saludable es usar unas zapatillas que sujeten bien el pie para evitar lesiones y que resulten confortables.

Pasos seguros

Aparte de los motivos culturales que, como gesto simbólico, han establecido la práctica de descalzarse al entrar en una vivienda, hay motivos de salud para adoptar esta costumbre.

También existen factores como el clima (por ejemplo, en zonas muy lluviosas) donde es habitual descalzarse para evitar el barro y la suciedad.

En cualquier caso, esta opción está ganando cada vez más adeptos por razones higiénicas y de confort. Hay un proverbio africano que dice: «Cuando dejas los zapatos en la puerta, dejas atrás tus problemas».